Soy Perfectamente Imperfecta

¿Cuántas veces te ha pasado que has querido resultados perfectos en acontecimientos en tu vida y ¡zazzz! los eventos rompen tus expectativas?

En lo particular, me ha pasado y muchísimo.

Desde pequeños la mayoría hemos aprendido que debemos buscar la excelencia, y eso está bien, el asunto está cuando queremos alcanzar la «perfección» a costa de nuestra felicidad.

¿Conoces a alguien en la vida real que sea «perfecto»? Yo aún no. Si bien es cierto que hay personas en este mundo con grandes potenciales y capacidades llegando a ser consideradas extraordinarias, no son perfectas.

Actualmente lo que más se percibe en los medios de comunicación y redes sociales es querer mostrar «vidas perfectas» donde en teoría o por las fotos todo lo que les ocurre es «perfecto» . «Cuerpos perfectos» que casi no tienen ni permiso de envejecer, como si fuera un crimen tener arrugas, ser gordo o tener celulitis.

What the f…? Are you kidding me? Ups! Sorry not sorry.

Con esto quiero decir que se siguen unos cánones que son en su mayoría IRREALES. Afortunadamente hay muchos despertando de ese sueño idílico para permitirse ser más reales, MÁS AUTÉNTICOS

Un día estudiando sobre las heridas del niño interior y la codependencia emocional, aprendí esta frase que cambió y dio un giro impresionante a mi vida.

«Soy Perfectamente imperfecta»

Si partimos de la premisa de que estamos aquí en este escenario llamado vida, interpretando un papel que lleva tu nombre y mi nombre, es porque estamos trabajando en nuestra auto-maestría álmica. ¿Esto qué quiere decir? Significa que estamos aprendiendo, recordando la divinidad en nosotros. Estamos recordando que somos creadores a imagen y semejanza de Dios. Por otra parte, estamos experimentándonos en el amor a través de sus distintas facetas.

Toda esta reflexión vino porque recientemente alguien a quien aprecio y me aprecia me hizo una observación, una crítica. Al principio me sentí muy mal. Sentí que todo el trabajo realizado había fracasado. Sentí incluso que había defraudado a esa persona.

Junto a todo este insight también entré en un bucle de la auto crítica y en el campo de los juicios. ¿Te ha pasado también? Estoy casi segura que sí porque la gran mayoría en algún punto o medida tenemos esta voz crítica dentro.

Al mismo tiempo estuve un rato analizando el contexto, el objeto de crítica, a la persona quien me la hizo. Me detuve a observarme. Al cabo de un tiempo, vino un pensamiento, lo que hace llamar Un Curso de Milagros como un instante santo. Era mi voz sabia diciéndome:

«No te preocupes. Todo está bien. Estás aprendiendo y cada vez lo haces mejor y mejor. Recuerda la frase: eres perfectamente imperfecta»

Fue en ese instante mágico en donde algo en mi se relajó, se soltó. Sentí un alivio inmenso. Cesó mi conflicto interior por no ser como el otro e incluso yo misma esperaba . Cesó mi auto-exigencia. Recordé que está bien equivocarme.

Este trabajo de introspección ayuda a reconocer la sabiduría interior, al tiempo que uno reconoce y agradece que las personas que nos rodean. Estos encuentros, nos ayuden a crecer. Debo decir que luego me sentí agradecida con esa persona por ayudarme a ver la situación de otra manera más lumínica.

Lo hermoso de esa voz sabia es el amor inmenso, incondicional y compasivo que aflora y nos lleva, casi de forma automática, a la paz.

¡¡¡Somos perfectamente imperfectos y eso es genialllll!!!

Te comparto esto que me digo y me ayuda mucho: Me doy permiso para equivocarme, para experimentar, para crecer, para aprender, para mejorar.

Cuando surge un desafío suelo decirme también una frase que decía mi padre cuando yo era pequeña: -A la carga mis valientes.

Por mi parte quiero más felicidad y más libertad de ser yo, que perfección encartonada. ¿Y tú?

Fue tanto así que diseñé una camiseta con este mantra personal tan poderoso. Si te apetece ver otros de mis diseños, echa un vistazo aquí en Arte e ilustración.

Te envío un abrazo de luz

¡Hasta la próxima!