
Con el tiempo aprendí, y a punta de coñazos que soy responsable de mi felicidad y de mi bienestar, no de la felicidad o bienestar de otros; ahora bien, si alguien quiere acompañarme a ser dichoso, bienvenido es.
Con el tiempo aprendí que vine a este mundo para ser feliz, aprender a amar y auto-realizarme y no para cumplir expectativas de otros. Solo de esa manera, realmente estaré contribuyendo a la evolución del mundo que me rodea. Sanándome, sano a otros.
Con el tiempo aprendí que brillando tu y yo, ayudamos a brillar a otros. Cada ser sobre este planeta tiene su propósito y su misión individual y colectiva. Por lo tanto, ocupémonos de hacer nuestra parte.
Con el tiempo he aprendido que cuidar de mí y priorizar mis propias necesidades, no es, de ninguna manera, ser egoísta o mala persona y que tampoco me alejo de la espiritualidad o de la mujer que estoy creando de mi. Por el contrario, es amarme y respetarme. Es cuidarme. Solo así puedo amar y respetar a otros. Solo así puedo estar en paz y alcanzar mi auto maestría.

Con el tiempo estoy aprendiendo, a punta de tortas, que tengo derecho a no cargar con la mierda que no me pertenece y más bien a hacerme cargo de la mía, ya con eso tengo suficiente trabajo. De este modo, ayudo más, que pretendiendo arreglar y cargar con la de otros. Así que suelto y libero.
Ahora me doy permiso

Ahora me doy permiso de trabajar en mi felicidad, en encontrarla en cada detalle de mi día y potenciarla.
Ahora me doy permiso de mirarme y de escuchar a mi niña interior.
Ahora me doy permiso de hacerlo diferente. Entendiéndome como un ser único con potencialidades, dones y talentos concedidos para servir al mundo y a mi propósito de ser yo.
Me doy permiso de creer, de vivir y de ver lo bueno que hay a mi alrededor.
Me doy permiso de expresarme libremente aún cuando los demás no lo aprueben.
Observo y no absorbo

Ahora me doy el permiso de escuchar tus tragedias, de ver cómo te auto destruyes por decisión propia y respetarte sin intentar salvarte.
Ahora me doy el permiso de no tener que cambiarte, ni mucho menos tratar, de forma desgastante y en vano, de reparar tus partes rotas, porque entendí que no me corresponde.
Por eso suelto, libero y absuelvo mi necesidad y complejo de ser la niña buena y de salvadora.
Eres libre y yo soy libre
Ahora reconozco que al igual que yo, tienes el derecho y el poder personal de encontrar las vías para sanarte, salir adelante y resolver tus propios asuntos. Al tiempo que yo hago lo mismo conmigo.
Respeto, acepto y reconozco que eres capaz y yo también.
Ahora comprendo y acepto que tienes la libertad y el derecho de decidir ser tremendamente infeliz y conectarte con cuanto drama hay, y por si resultase poco, crear tu propio caos. De esa misma forma, entiendo y acepto que es tu decisión, tu asunto y tu libre albedrío.
La verdad solo puede ser experimentada. No se puede describir ni explicar,…la verdad vendrá a ti por su cuenta.
Texto: Cap 8- VI, Pag 167 de Un Curso de Milagros
Puedes escuchar el artículo aquí
¡Hasta el próximo abrazo de luz!
Patricia